Y es que hace tiempo que siento que el tiempo pasa bastante más rápido de lo que me suele parecer a mi.
Hace ya un año que dejamos atrás nuestra sierra madrileña para mudarnos a la terreta, por aquello del buen tiempo y la familia.
Un año en el que casi no hemos tenido tiempo de mirarnos a la cara.
Un año de nuevos proyectos y poco tiempo libre.
Y es que no nos damos cuenta.
Y os pongo en situación: Somos dos emprendedores con ganas de comernos el mundo. Con una nueva adquisición de hogar viejuno en mitad del campo junto a nuestros tres bichos; Charlie, mi gato gris, Asia, mi gata blanca y Homer, el primogénito y bendito perro.
Y bueno, cualquier bicho que quiera venir a saludarnos. Como cabras, tarántulas, perros perdidos o gatetes varios.
Como no nos gustaba la casa y nos va esto del “Do it Yourself” (bueno, a mí más que a él), he ido descuartizando nuestro semihogar poco a poco. Y como no tengo el suficiente tiempo para hacer todo, hay días que parece que hemos sufrido un tornado (escombros, polvo y maderas incluído).
Yo, sueño con pasar una mañana haciendo repostería con mi pinche favorito, toda una tarde leyendo y tener una cena romántica con un buen vino junto a señor marido.
Pero aquí ando, trabajando más de 70 horas a la semana e intentando llevar una casa enorme, un marido sin tiempo ni para comprarse una camiseta y tres bichines llenos de pelos, palos y soniditos varios que no nos permiten, casi nunca, dormir del tirón.
Y lo hago porque me apasiona mi trabajo. Y mi vida me encanta, porque además, tengo una familia preciosa. Pero de vez en cuando me pregunto si todo este esfuerzo merecerá la pena.
Él sueña con pasarnos una semana construyendo nuestro huerto ecológico, que por las tardes nos vayamos con la bici y luego juguemos juntos a la play. Lo de la cena es un sentimiento compartido. <3
Y ahí está, que sus 90 horas no te las quita nadie, y aun así, sigue disfrutando de su trabajo y cada vez que tiene oportunidad me recuerda el lado positivo de todo esto. Y yo, juego de vez en cuando a desconcentrale para sacarle una sonrisa 🙂
Y ahora entiendo que todo es por una razón.
Perseguimos nuestras metas (yo estoy un poco más loca y en ocasiones me descubro detrás de mariposas).
Nos queremos, nos respetamos, nos divertimos y lo más importante: ¡preparamos juntos la comida! Un show, generalmente yo llego tarareando mis canciones varias y sr. marido se dedica a (de una manera increíblemente precisa) a hacerme los coros o ritmos con percusión.
A los pocos minutos rompemos a reír, de esas risas de complicidad, carcajada de la sana. Y entonces lo exageramos todo y bailamos uno con el otro, como si no nos estuviera mirando nadie. Excepcional.
Y son esos momentos, en los que nuestras miradas se cruzan queriendo saber más, los que merecen la pena.
Y hoy lo he entendido.
Estamos construyendo una vida, exactamente igual que el que se construye un chalet con sus manos. Y la calidad de la vida dependerá del material y el esfuerzo con el que lo hagamos.
Hoy estamos codo a codo, con el casco amarillo y las manos llenitas de cemento.
Pero lo mejor vendrá el día que colguemos los cuadros.
Sueño con seguir viéndome crecer cada día como profesional y mujer.
Con seguir rodeada de mis amigos y familia y tener tiempo para dedicarles.
Sueño con que sr marido siga creciendo como persona y siga siendo un crack de lo suyo.
¿Pero sabes con lo que más sueño? Con verle la sonrisa a todas horas. Volver a viajar, tener una casa bonita, una gran familia y pasar los domingos en el campo.
Pero sobretodo, sueño con seguir soñando siempre a su lado.
Y ahora mientras me pierdo entre bocetos, reuniones, novias, ladrillos, pinturas y garrapatas, afronto cada día un poquito más feliz.
Y cualquier día nos reiremos de todo esto, con un vinito en una bonita terraza de un recóndito lugar.
¿Sabes también qué? Que ahora estamos codo a codo mirando hacia el mismo lugar, coordinándonos como buenamente podemos y salvando los baches que nos llegan. ¡Pero poco a poco estamos viendo la luz al final del camino!
Y una última cosa, me comprometo a que nos dejemos secuestrar aunque sea los domingos 😉
#lomejorvendrácuandocolguemosloscuadros
Mientras tanto, si lo que necesitas es una LOCA DE LAS BODAS, muy friki del mundo bodil y con un estilazo muy muy top, que os deje pasmada con la organización de tu boda, que todo sea más bonito de lo que nunca hubieras imaginado… aquí me tienes.
Soy tu Wedding Planner en Alicante. ¿Lo de simpática lo había dicho ya? 😉
Feliz día ❤️